jueves, 22 de marzo de 2007

Aborto


"¡Matenme!" gritaba el pequeño embrión en el bientre materno, deseaba morir, deseaba no nacer, y quería hacer lo posible por malograrse. No usaba ningún lenguage, puesto que no tenía ni garganta ni boca, solo lo gritaba en conciencia desde el fondo de su aún no terminado cerebro.

¿Por qué querría morir un no nato? Alguien tocó el bientre de la madre y le pasó al desdichado cigoto las imagenes de la realidad que le esperaba:

6,000 millones de habitantes que hormiguean en la corteza terrestre, haciendo escasas las posibilidades de bienestar.

6,000 millones de bocas que alimentar con la escasa comida que queda en el mundo lleno de enfermedades letales, y personas que nececitan de agua aunque sea para beber, agua que escasea cada vez mas, y que destrullen con impunidad los bosques y contaminan ríos y mares (no se conforman solo con las aguas en tierra firme).

6,000 millones de seres que nececitan servicios como la energía electrica que al producirla contaminan (para no variar) el aire con emiciones de gases tóxicos que han descontrolado terriblemente el clima, ya de modo irremediable.

Y la celula que debería ser en unos 7 meses un niño bién formado, al ver todo ello, decide no nacer, decide no sufrir tanta porquería, encuentra como única salvación para la raza humana el exterminio, si mueren almenos tres cuartas partes de la población mundial a lo mejor los sobrevivientes tendrían suficiente agua y recursos para vivir un tiempo mas, pero ya no sería lo mismo, ya nunca será lo mismo.

"¡Matenme!" Y le complacieron su deceo, lo hubiesen hecho si el no lo hubiera pedido. Que podrido está el mindo.

El Mundo padece una enfermedad progresiva y letal llamada: Humanidad.

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La Esencia

La Esencia está viva, cada día respira de nuestro aire y se mueve por nuestro espacio. Somos miserablemente pequeños ante ella. Es nuestra creadora. Pero sus manifestaciones son desconcertantes y casi nunca agradables. Sus manifestaciones son seres. Algunos andan entre nosotros y otros se ocultan en las sombras del mito, mientras que a otros más les es indiferente nuestra existencia y nos pasan de largo. Ellos son los seres de la Esencia.
Soy alguien que ha vivido cerca de todo ello, y que ha tenido la suficiente suerte de sobrevivir o, cuando menos, permanecer cuerdo.
Cada caso del que yo tenga conocimiento en el que se sospeche de una manifestación tal ha de quedar plasmado en este lugar. Aún a costa de mi volundad.

Mapamundi maldito

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