domingo, 24 de junio de 2007

Relatos de la Esencia... Silenciado


Me dicen loco, dicen que padezco alguna rara anomalía psiquiátrica, algo semejante a la esquizofrenia paranoide, pero están tan lejos de la realidad que dan asco.
Rechazan la realidad como temerosos cachorros y encierran al profeta en una habitación con paredes acolchonadas, cerrando callando sus palabras con medicinas paralizantes y cuartos inaudibles, para que mi pregón de verdad sea silenciado, sea encerrado tras rejas que nada podrán lograr al final cuando la verdad de mis palabras sea evidente.
He hablado de todo lo que se esconde entre nosotros, de esos monstruos que usan nuestra piel como cubierta de sus siniestras corporaciones inhumanas, de los que gobiernan nuestras naciones desde las sombras, de aquello escondido entre lo antiguo de la tierra y que espera por ser despertado, de lo que está por venir y que definirá el futuro, ahora oprimido por la incertidumbre, de este tan insignificante pedazo de roca mohosa y flotante, este al que han llamado tierra. Pero han encerrado al único que conoce la verdad en este instituto de locura y podredumbre. Estoy en la letrina de la sociedad, el lugar donde pertenecen los que son rechazados por ser tan solo un poco diferentes y por ser, sin embargo, los más cuerdos entre los infames mediocres humanos que atestan las metrópolis.
Siento tanta impotencia, de no poder hacerme entender entre ellos, quiero de verdad salvarles las mugrientas vidas que tanto desperdician en forma desconsiderada y egoísta. De lo que hablo es de lo que se esconde en el anonimato y que desde ahí ejerce su influencia en el mundo. Como lo haría una plaga. Han vivido entre nosotros, a quienes nos ven a veces como un recurso de poder e influencia y otras veces como alimento. Son tan inteligentes que sin darse a conocer han sido capaces de gobernar nuestras naciones y de sostener secretas guerras por el dominio absoluto del planeta o por la imposición de sus propios intereses, sin preocuparles un comino el destino de esta pobre raza de la que se han aprovechado, y han criado como si de ganado se tratase. Pero como pueden hacerlo si encierran a sus profetas, si castigan a sus salvadores, si crucifican a sus Mesías.
Creo que después de todo, merecen su destino. De lo que hablo es de esos monstruos disfrazados de hombre y mujeres, que aprovechan la su incógnita naturaleza para ser invisibles a las leyes y regímenes humanos. Hablo del futuro apocalíptico, del presente que pareciera ser solo una constante serie negra. Hablo de los despreciables Seres de la Esencia. Escondiéndose tras las faldas del mismo hombre para ejecutar su infierno sobre las sociedades.
Pero me encierran tras acolchonadas pareces con una camisa de fuerza y no logro dar a conocer la realidad desde mi precaria posición.
Como dije antes, se merecen su destino…

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La Esencia

La Esencia está viva, cada día respira de nuestro aire y se mueve por nuestro espacio. Somos miserablemente pequeños ante ella. Es nuestra creadora. Pero sus manifestaciones son desconcertantes y casi nunca agradables. Sus manifestaciones son seres. Algunos andan entre nosotros y otros se ocultan en las sombras del mito, mientras que a otros más les es indiferente nuestra existencia y nos pasan de largo. Ellos son los seres de la Esencia.
Soy alguien que ha vivido cerca de todo ello, y que ha tenido la suficiente suerte de sobrevivir o, cuando menos, permanecer cuerdo.
Cada caso del que yo tenga conocimiento en el que se sospeche de una manifestación tal ha de quedar plasmado en este lugar. Aún a costa de mi volundad.

Mapamundi maldito

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